Resumen:
Esté artículo tiene la intención de exponer algunas ideas sobre la importancia que
tiene el maestro investigador desde la perspectiva crítico – reflexiva y con un marcado énfasis en la innovación educativa. Considera como fundamento teórico los pensamientos de María Mercedes Callejas que nos relaciona la investigación pedagógica y el Doctor Antonio Fernández Cano, quien hace un planteamiento sobre el impacto de la investigación en la práctica educativa, estos referentes teóricos sirven para hacer un paralelo entre la investigación científica y formativa.
Palabras claves: maestro investigador; acto educativo; investigación formativa
Actualmente el educador es el eje central de la pedagogía que reflexiona sobre su propia práctica a partir de la experiencia; cargada de sentimientos, emociones, aptitudes, valores y actitudes que hacen de esa profesión un caminante hacia lo desconocido en búsqueda de la verdad.
El maestro investigador se ha preocupado por analizar los diferentes contextos y valorar las estrategias que se aplican en el interior y fuera de la institución, con el fin de reconocer el campo de trabajo, observar su continuidad, hacer críticas, detectar problemas y constituir equipos que trabajen en un bien común para hacer propuestas de mejoramiento.
Ser maestros (as) investigadores no es una tarea sencilla porque amerita una dedicación del tiempo libre, con los ojos del marciano como dice el Dr. Rodrigo Parra (investigador) para que se posibilite una lectura de contextos, donde se está en constante cuestionamiento, reflexión y crítica.
Es así como el acto educativo se convierte en interrogantes diarios que muchas veces no pueden ser delimitados porque no se cuenta con los suficientes conocimientos científicos para buscar posibles soluciones, o no se encuentra el suficiente arraigo para iniciar el proceso de investigación, aunque se conozca su estructura, se hace difícil su transferencia a la práctica.
Siguiendo lo planteado por María Mercedes Callejas, la investigación en educación y pedagogía permite producir conocimientos y formar a los docentes como investigadores, por tal razón se hace necesario un cambio urgente en los currículos de las instituciones educativas colombianas, donde se le otorgue a la investigación un campo amplio y un posicionamiento privilegiado.
Tal vez hemos estado marchando por senderos oscuros buscando la luz, tratando de dar respuesta a todos los requerimientos estandarizados sin detenernos un momento a reflexionar en la fuente del conocimiento que solo puede mostrar la investigación.
Por esta razón se hace imprescindible incluir en la educación colombiana unos estándares básicos de la investigación que faciliten y generen la apropiación de este elemento en las diferentes disciplinas y saberes, posibilitando así generar conocimientos a la vez que se avanza en la experiencia de dichos procesos por parte de los docentes, permitiendo el desarrollo científico de la educación en el país.
Siguiendo la frase del Doctor Antonio Fernández Cano; “yo he sido cocinero antes que fraile”, se puede aseverar que en investigación no todo está dicho, no hay formulas mágicas que conduzcan este proceso, sino que es la experiencia la encargada de ir afinando por el camino asperezas y dejando otras que posteriormente pueden ser detectadas por otros transeúntes y que los conduce a interesarse e indagarse, tejiendo así lo que se puede llamar una red de investigación.
En otras palabras es atreverse a explorar ese mundo de la investigación con algunos conocimientos pero sin la necesidad de ser un experto, abriéndose así mismo la oportunidad de generar nuevos conocimientos a partir de la experiencia que luego pueden servir de apoyo o de punto de discusión para otros investigadores.
Las instituciones formadoras de formadores requieren ofrecer una educación de calidad que capacite al futuro educador con la habilidad para comprender la realidad educativa desde su cuestionamiento y problematización y en consecuencia tomar decisiones para transformar la escuela y su comunidad escolar.
Es a través de la práctica pedagógica que se ofrece un espacio para experimentar, validar, elaborar e innovar, donde el maestro se hace consciente de la necesidad de investigar y tener herramientas teóricas y metodológicas para responder al reto de mejorar su enseñanza.
Despejemos un poco el horizonte señalando que el docente investigador proyecta en los estudiantes la competencia investigativa como un elemento integrador que regula el modo de actuación comunicativo. El quehacer investigativo se constituye la máxima generalidad de la competencia comunicativa, tanto en el estudiante como en el maestro.
Retomando el planteamiento del Doctor Antonio Fernández Cano, decimos que la investigación educativa tiene impacto cuando cumple características como:
a. Permitir y describir la realidad, explicarla, predecirla y controlarla.
b. Cuando trata de interpretar los significados profundos de las relaciones humanas que se benefician de esa relación educativa alumno-profesor y sobre todo cuando trata de transformar la realidad.
Todo esto, nos lleva a seguir algunos parámetros para poder mejorar el impacto de la investigación educativa sobre la práctica. Según el autor mencionado anteriormente estas pueden ser el énfasis en la formación del profesor debe invitar a volverlo un práctico reflexivo, que sea capaz de preguntarse ¿qué es lo que hace?, ¿Por qué lo hace? y ¿cómo lo hace?.
Otra segunda pauta puede ser la aproximación intercultural entre dos microculturas, entre el mundo de los investigadores y el de los prácticos. Una tercera pauta llevaría a una mayor participación personal del práctico como profesor investigador.
Y una cuarta es la idea de equipo de investigación, la cual sume distintos roles o puede estar profundamente implicado. Una quinta podría ser la preocupación de los investigadores que deben aportar información la cual debe ser clara pero rigurosa.
Una sexta pauta es el aumento del presupuesto para la educación educativa; una séptima podría ser la elaboración de agendas de investigación consensual y una octava sería la relevancia que tiene el hecho de que los prácticos tuvieran voz en la decisión de las investigaciones, en las prácticas y en los mecanismos que oportunamente se articulan.
Una novena pauta implica el fomento de la investigación cooperativa y por último la figura de divulgador o consultor, personas que actúan como puente entre los prácticos y los investigadores.
Para concluir, es trascendental resaltar la importancia que juega la investigación en la escuela, la unión de la práctica con la teoría, es decir, no se puede hacer solo investigación científica, tampoco una investigación formativa aislada de los saberes y parámetros que otorga la ciencia. Podríamos decir, que la investigación en la escuela es la pócima entre la ciencia y la realidad.
Gloria Calderon e Islena Rodríguez Téllez
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